miércoles, 6 de abril de 2011

OLLANTA LLEVA LA INICIATIVA EN MATERIA DE PROYECTO DE PAIS

                     

El mitin de cierre de campaña del candidato de Gana Perú no dejó margen de duda sobre quién lleva la iniciativa en materia de proyecto de país para los próximos cinco años, quien tiene claro lo que ofrece y sintoniza con los anhelos de cambio y la insatisfacción ciudadana porque los beneficios del crecimiento ganado con el trabajo de los peruanos, no llegan a todos y, lo más grave, suena a palabra hueca a los más necesitados.
El aspirante expuso de manera sencilla e interactuando con la multitudinaria concentración reunida en la Plaza 2 de Mayo, cada uno de sus planteamientos, que corresponden a las expectativas ciudadanas: Lucha contra la corrupción y contra la delincuencia, mejor calidad de empleo, sueldos y salarios justos, gas para el
Perú y barato, Educación y salud para todos, pensión universal, soberanía sobre los recursos naturales. Cambio, en fin, en democracia y con respeto a las libertades y los derechos ciudadanos; sin represión y con diálogo y consenso.
Sin posibilidades de mejorar semejante oferta, los candidatos del continuismo no tienen más que ofrecer que repetir la letanía que los
peruanos han escuchado a diario, cual sarcasmo a sus privaciones, en los últimos cinco años, que todo va bien y que hay que persistir en un modelo económico que hace dos décadas nos promete el paraíso de la prosperidad para todos, sin cumplir lo ofrecido. Es decir que insisten en un modelo que, según todas las encuestas, es rechazado o resistido por las tres cuartas partes de la ciudadanía.
Claman a todos los cielos contra la posibilidad de cambio constitucional que plantea Gana
Perú, para acusarlo de torvos propósitos antidemocráticos. Manipulan y distorsionan esa propuesta, ocultando que el planteamiento apunta al capítulo económico y está supeditado al consenso político y la voluntad ciudadana, mecanismos democráticos por excelencia.
Y como el candidato de sus desvelos sigue avanzando y sigue ganando voluntades para el cambio, apelan al terror, al miedo, como hace cinco años, para torcer la voluntad popular. Si un locuaz gobernante extranjero dice que no tiene ningún candidato y que no quiere que lo metan en el proceso electoral peruano, chillan que allí está la prueba de la intromisión y del supuesto sometimiento. El intruso está ocultando su injerencia. Y si el candidato deslinda con
energía de ese gobernante y de su proyecto político, igual lo acusan de tener propósitos ocultos semejantes.
También acusan al candidato favorito de tener asesores brasileños, sin indagar sobre los asesores de sus rivales. Y acusan de ser nada menos que prosenderista, a quien como oficial del Ejército combatió al senderismo.
Y mientras el vilipendiado aspirante presidencial llama a que la esperanza derrote al miedo que quieren imponer sus adversarios, estos no tienen más propuesta que el continuismo y la desesperación explícita de impedir, a como dé lugar,
La Victoria de quien quiere cambiar un estado de cosas injusto, una renovación que le dé contenido a la democracia para fortalecerla y hacerla invencible.


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